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22 octubre 2008

Antonio Vivaldi


Antonio Lucio Vivaldi (Venecia, 4 de marzo de 1678 - Viena, 28 de julio de 1741). Compositor y músico del Barroco tardío, apodado il prete rosso ("el cura rojo") por ser sacerdote y pelirrojo. Compuso unas 770 obras, entre las cuales se cuentan 477 conciertos y 46 óperas. Es especialmente conocido a nivel popular por ser el autor de la serie de conciertos para violin y orquesta Las cuatro estaciones.

Biografía

El padre de Antonio Vivaldi, el pianista Giovanni Battista, apodado Rossi (el Pelirrojo), fue miembro fundador del "Sovvegno de’ musicisti di Santa Cecilia", organización profesional de músicos venecianos; así mismo fue violinista en la orquesta de la basílica de San Marcos y en la del teatro de S. Giovanni Grisostomo. Fue el primer maestro de su hijo, que también fue, probablemente, discípulo de Giovanni Legrenzi.

El 18 de septiembre de 1693, Antonio ingresó en un seminario y recibió sus primeras órdenes religiosas. En 1699 fue ordenado subdiácono (4 de abril), luego diácono (18 de septiembre de 1700) y finalmente ungido sacerdote el 23 de marzo de 1703. Más inclinado hacia la música que hacia las obligaciones religiosas, logró que se dispensara de decir misa por razones de salud.

La carrera del veneciano estuvo marcada por cuatro grandes etapas, dominadas todas ellas -según dicen algunos- por la figura paterna[cita requerida]:

La primera fue la de la adquisición de una fama europea en el terreno de la música instrumental con la publicación, por el editor veneciano Sala y después por el prestigioso impresor holandés Roger, de dos opus de sonatas para violín y dos colecciones revolucionarias de conciertos para el mismo instrumento: L'estro armonico en 1711, seguido de La Stravaganza en 1714. Estas obras novedosas superaron las innovaciones de Torelli y Albinoni, y le garantizaron un éxito fenomenal que se tradujo, en particular, en la reimpresión inmediata de sus opus en Londres y París.

La segunda etapa fue la de su contrato en el Ospedale della Pietà, un orfanato para niñas de su ciudad. Para ellas fueron creadas muchas de sus composiciones; en algunas transcripciones modernas de sus obras pueden leerse aún los nombres de las jóvenes para quienes iba dedicada cada aria. El 1 de septiembre de 1703, recién ordenado sacerdote y con 25 años, Vivaldi fue nombrado maestro de violín de la orquesta de la Pietà y encargado después de la enseñanza de la viola all’ inglese. Su función era la docencia y adquisición de ciertos instrumentos para sus alumnas y la dirección de la orquesta de aquella institución, que albergaba un famoso coro que reunía al conjunto de internas intérpretes. El nombramiento de un músico tan joven para aquel puesto envidiado da testimonio de los importantes apoyos de los que gozaba y de la fama de compositor, fundada sin duda en la difusión manuscrita de sus obras antes de ser publicadas, pero, por encima de todo, en su formidable celebridad como prodigio del violín, que durante mucho tiempo suplantaría su renombre como compositor en Venecia e Italia. Vivaldi realizó en la Pietà a lo largo de su vida una carrera tumultuosa, consecuencia de su personalidad histriónica y enfermizamente independiente. Pero sus caóticas relaciones con aquella institución, sembradas de rupturas y reconciliaciones, no le impidieron hacer de aquel puesto prestigioso su laboratorio y su santuario, al mismo tiempo.

La tercera etapa fue la de su oficio como compositor y empresario de ópera, en la que cosechó grandes éxitos. En esta etapa conoció a Anna Giraud, una joven cantante, que a partir de entonces estaría siempre con él. Fue entonces cuando compuso en Vicenza, en mayo de 1713, Ottone in villa, su primera ópera conocida, seguida de una auténtica conquista de la Venecia teatral que se basó en el control de los pequeños teatros de Sant’ Angelo y San Moise. Las partituras de las óperas fechadas en este primer período veneciano nos muestran unas obras suntuosas, exuberantes, testimonio de un temperamento dramático excepcional. Aquellas composiciones innovadoras e inquietantes, que imponían el stile nuovo atacando frontalmente al stile antico elogiado por los conservadores, le valieron la hostilidad de una gran parte de la aristocracia veneciana, cuyos teatros le cerraron herméticamente sus puertas. Por aquellas fechas, Vivaldi se confirmó igualmente como un formidable descubridor de la voz: él es, en efecto, quien dio a conocer a cantantes famosos como Fabri, Merighi o Strada, mucho antes de que Händel los contratara en Londres. En esa misma época, el compositor veneciano se impuso también y sobre todo como "impresario" en el sentido etimológico de la palabra, es decir, como empresario de espectáculos que produce tanto óperas propias como de otros compositores, revisándolas o uniéndolas a sus propias producciones.

Los cuadernos de viaje de un rico arquitecto de Francfort, Johann Friedrich Armand von Uffenbach, que asistió a la temporada de carnaval en Sant’ Angelo en 1715, nos ofrecen un vívido testimonio de este periodo de frenética actividad. Aquel aficionado ilustrado critica en sus notas los decorados y el vestuario, y admira a los cantantes diciendo que “fueron incomparables y no desmerecieron en nada de los del gran teatro”, es decir, el de S. Giovanni Grisostomo. Pero sobre todo se muestra estupefacto por Vivaldi, que le fascina con sus prodigiosas intervenciones al violín. Uffenbach escribe lo siguiente en su cuaderno: “Hacia el final, Vivaldi interpretó un magnífico solo seguido de una cadencia improvisada que me dejó verdaderamente estupefacto, pues no es posible que alguien haya tocado o llegue nunca a tocar así. Colocaba los dedos a un pelo del puente, hasta el punto de no dejar sitio para el arco, y lo hacía además sobre las cuatro cuerdas, realizando imitaciones y tocando con una rapidez increíbles.” La carrera lírica de Vivaldi remontó así su vuelo guiada por dos consignas: reformar y sorprender, en una coincidencia llamativa y premonitoria de arte y estrategia comercial.

La cuarta etapa de ese despegue fue la del desarrollo de una actividad estructurada como compositor particular, que multiplicaba sus compromisos puntuales y lucrativos con una red de clientes y mecenas. Esta actividad tuvo como objeto tanto la música instrumental, con la venta de conciertos escritos o adaptados específicamente en función de los encargos; la música vocal profana, con la venta de arias de óperas, cantatas o serenatas; y la música religiosa, mediante la composición de motetes, himnos, salmos y conciertos sacros para diferentes instituciones. Así es como Vivaldi escribió su Stabat Mater en 1712 para una iglesia de Brescia. Y así compuso también su primer oratorio, "La vittoria navale", interpretado en Vicenza en junio de 1713.

Entre 1718 y 1722 trabajó para el príncipe de Mantua y, más tarde, comenzó un período de viajes por Europa para supervisar los estrenos de sus óperas. En 1740 se trasladó a Viena, donde murió un año más tarde sin recursos económicos.

Una de sus obras más conocidas son los primeros 4 de los 12 conciertos para violín de su Opus 8 denominados por Vivaldi como Il Cimento dell'Armonia e dell'invenzione (El Cimiento de la Armonía y la Invención), conciertos que fueron conocidos luego como Las cuatro estaciones.

Vivaldi está considerado como uno de los precursores de la música romántica. Sin embargo, no todos los músicos se mostraron tan entusiasmados con las obras del compositor italiano. Ígor Stravinski dijo de forma provocativa que Vivaldi "no había escrito cientos de conciertos, sino un único concierto repetido cientos de veces". Pero es precisamente, debido al establecimiento de la estructura del concierto con solista por parte de Vivialdi, que su desarrollo culminó con los Conciertos de Brandeburgo de J.S. Bach.

Al morir en Viena cae en el olvido, y es tanta la ingratitud que Italia tuvo con él, que no aparece en los libros de música de la época.

En el siglo XX volvió a aparecer el interés por la obra de Vivaldi. Mencionemos a Antonio Fanna, Gian Francesco Malipiero, Angelo Ephrikian y en especial Alfred Einstein, quienes han difundido, editado y grabado en disco las obras de Vivaldi, muchas veces partiendo de manuscritos originales del compositor.

Formas musicales

Desde los exóticos concerti da camera, compuestos para la corte de Mantua hasta los inquietantes conciertos para violín de su última época, además de otras decenas de piezas concertantes, la música barroca italiana de Vivaldi, ofrece contrastes sutiles y emociones refinadas. Complementa la diversidad de estilos que conforman el Barroco musical, el alemán, el francés, inglés y obviamente el poderoso centro italiano. La importancia del aporte de Vivaldi radica en haber consolidado la estructura del concierto como género.

Curiosidades

- Vivaldi recibió el apodo de il prete rosso (el sacerdote pelirrojo) por el color de su cabello. De hecho, era una característica de su familia, y su padre ya era conocido con el sobrenombre de rosso.
- En 1737 fue acusado de no decir misa siendo sacerdote, pero él se defendió alegando su asma; sin embargo, su enfermedad pulmonar no le restó capacidades a la hora de viajar por Europa.
- En el funeral de Vivaldi, celebrado en la catedral de Viena, cantaron los niños del coro de la catedral, entre los que se encontraba el futuro compositor J. Haydn.

Concerto Grosso y Concerto Solli

Mientras Torelli y Corellii, entre otros, habían planteado el diálogo entre solista y orquesta, en un "balance de fuerzas" entre el grupo de solistas y el acompañamiento o "ripieno" en lo que se denominó Concerto Grosso, fue Vivaldi quien estableció una estructura compacta y orgánica del diálogo solista-orquesta, consolidando el concierto con solista o Concerto Solli.

El núcleo de esta organización en el concierto con solista radica en el desarrollo de la forma ternaria. La forma ternaria (A-B-A) consiste en A: Exposición del tema, B: Desarrollo y A: Reexposición del tema. En la parte A, el tema es el material musical que va a ser tratado en la parte central o desarrollo (B), donde se presenta el diálogo propiamente dicho entre solista(s) y orquesta, alternando con la aparición de elementos del tema e intervenciones de la parte del solo.

Esta forma musical, perfeccionada del "ritornello" donde el tema reaparece entre partes solistas, se utilizó para los dos movimientos rápidos del concierto con solista (I y III), mientras el segundo, de carácter lento, podía estar en forma binaria o ternaria, siendo el solista el que prevalece. Esta forma se difundió entre los compositores de diversos países, donde se fue aplicando progresivamente en conciertos para diversos instrumentos.

Esta forma musical es privativa de los conciertos con solista, no importa el número de solistas, sino el uso de esta forma musical como lo muestran numerosas composiciones de Vivaldi, donde la forma ternaria "ritornello" es común a las obras para uno, dos o cuatro solistas. Por este motivo, en el sentido estricto de la forma, cabe establecer que lo que se conoce como concertos grossos no utilizan este esquema formal. Ejemplo: "El estro armonico" op. 3 n.11 de Vivaldi y todo el opus 6 de Corelli.

De esta manera la mayor aportación del músico veneciano fue el desarrollo del Concierto para Solista, estructurado por el Solli, Ripieno y Bajo continuo (Tutti) que a diferencia de su antecesor, el concierto grosso, logra un desarrollo contrapuntístico y armónico más fluido, así como partes solistas más complejas en las que se concentra el desarrollo interpretativo y técnico.

Por lo expuesto, la reputación de Vivaldi se impuso asimismo en Alemania, donde Johann Sebastian Bach analizó y transcribió numerosos conciertos de violín adaptándolos para el clave.

En este proceso, J.S. Bach desarrolló aún más la forma establecida por Vivaldi, aplicando nuevos principios como la polifonía y el uso de dos secciones en la exposición del tema (Forma Ternaria Compuesta).

Vivaldi compuso desde conciertos para un solista hasta para más de una docena. Esta forma musical barroca es una redistribución de las fuerzas orquestales del tutti y del ripieno en dos bloques fundamentalmente desiguales, que oponen un tutti masivo a un solista indomable. Solli y orquesta se encuentran, planteando con claridad el diálogo entre estas dos fuerzas complementarias, al contrario de Bach, donde las ideas del tema y la parte solista se entremezclan o chocan en todas sus obras concertantes.

Para Vivaldi, el solo y el tutti son contraposición, diálogo, en Bach son dos fuerzas antagónicas. Mientras que en los conciertos de Vivaldi el tema es claramente presentado por la orquesta, el rol del solista es transformarlo armónica, rítmica o melódicamente. El solista es el primer plano, la orquesta un fondo, no un relieve.

En los conciertos de Bach, la orquesta cumple precisamente la función de relieve, no es sólo un fondo, ya que incluso toma el papel de desarrollar el tema, hecho que en Vivaldi es un papel exclusivamente aplicado al solista.

Escuchar por ejemplo: concierto en la menor BWV 1041 el 1er movimiento de J.S.Bach, y compararlo con el concierto en sol menor op 12 n.1., o el conciero para 2 violines en la menor op 3 n.8 de Vivaldi y el concierto para dos violines en re menor BWV 1043.

Si bien el progreso en el género concierto se debe al impulso dado por Vivaldi, no menos importantes son sus obras de cámara, sus sonatas a tres instrumentos, oberturas o "sinfonías", que son más bien un tipo de "concierto sin solistas", y a no dudarlo sus poco conocidas óperas y arias, así como su música religiosa, en las que el lirismo, la poesía de las melodías son la muestra más clara del talento del misterioso "cura rojo".

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