Dieron el pelotazo con ‘El futuro no es de nadie’, y ahora vuelven con su nuevo largo, el que definitivamente nos permitirá dirimir si aquello fue un golpe de suerte o puro talento. Evidentemente, muchos saldrán ahora mismo a decir que de talento nada, que cómo nos atrevemos a decir semejante cosa de este grupo con las letras que tienen. Y es que otra cosa no, pero animadversión provocan un rato.
Es normal que Dorian, los OBK del indie, traigan consigo este tipo de debates. Sus letras, a pesar de que aseguren que las cuidan muchísimo, son simples, sencillas e incluso algo infantiloides. A nadie se le olvida aquella canción anterior que empezaba con “Dice la derecha…”. Por suerte esta vez han dejado de lado el tema político y ya no buscan la playa bajo los adoquines. Ahora tiran más por la cotidianidad de nuestros días, y por las historias más personales.
Las letras de Dorian no han mejorado. No han mejorado en absoluto, pero es que tampoco era necesario. No nos vamos a encontrar grandilocuencia, ni metáforas imposibles. Es quizá esa simpleza la que permite que temas como ‘Cualquier otra parte’ y sus pastillas rosas se hayan colado en nuestro imaginario colectivo. ¿O es que hay alguien en el indie español que no tenga algún recuerdo de amor-odio asociado a esta canción? Probablemente no: la hemos escuchado en el Ochoymedio, en el Razz, en el FIB, en el Summercase. En todos lados.
La grandeza de Dorian no es esa. Lo que mejor hacen estos chicos son las melodías, que les quedan realmente pegadizas, y muy bien sincronizadas con la letra. Es fácil aprenderse sus temas, que contienen frases aplicables a casi cada uno de nosotros. Luego sus discos tienen pistas claramente desechables pero, ¿qué más da? Tienen un puñado de buenos singles y un puñado de frases verídicas como la vida misma. ¿O es que no hay idiotas encerrados en coches de mil caballos? Quien crea que no, es que no se ha dado una vuelta por el extrarradio de su ciudad.
‘La ciudad subterránea’, que así se llama su nuevo largo, no tiene canciones que funcionen tan bien como la ya mencionada -y trilladísima, pero igualmente reivindicable como himno generacional- ‘Cualquier otra parte’. Pero sí contiene temas que prometen darnos momentos igual de memorables al tiempo que provocarán sarpullidos en sus detractores. ‘Verte amanecer’ es la típica canción ñoña que nunca admitirías que te gusta (en especial por ese estribillo), pero que al final te la pones y te toca un poquito. ‘La mañana herida’ es una historia que -especialmente en estos tiempos de crisis- hemos vivido todos, ya sea en nuestra piel o en la de un amigo. Sin embargo, los Dorian mejoran claramente cuanta más sencillez aplican en sus composiciones. La segunda mitad del disco es bastante superior a la primera, sorprendentemente. Y ‘Veleros’ es un poco la culminación de este hecho y un resumen del éxito de Dorian: una canción que, de puro cursi, según te pille de estado de ánimo puede resultar francamente demoledora.
17 septiembre 2009
Dorian
Etiquetas: Dorian
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