Tito Larriva es uno de esos músicos profesionales que ha ido dando tumbos por tugurios de Los Angeles hasta hallar la recompensa que merece su música. No se trata, por tanto, de un músico casual hecho famoso por la suerte de la gran pantalla y una banda sonora sorprendentemente afortunada. Se trata, por el contrario, de la culminación de un músico cuya carrera le ha llevado por el punk en sus tiempos de the Plugz, más tarde recalificando su sonido por vericuetos más propios de sus raíces fronterizas en The Cruzados y finalmente por la varita mágica de Robert Rodríguez "el mago" aupado al éxito con el tema, ya eterno para el cinéfilo,“After dark”. Y es que Rodríguez, como su amigo y colega Tarantino, sabe aderezar sus películas con bandas sonoras de calidad, dejando en la memoria del espectador una escena entre lo paranormal y lo grotesco que nos mostraba en toda su plenitud a Shalma Hayek bailando entre serpientes al ritmo, medio blusero medio rock, de los Tarántula, que como ella veían como sus facciones a la luz de la luna daban paso a los de unos chupasangre hambrientos del líquido vital de los Clooney, Tarantino, Keytel y Lewis que para su desgracia habían ido a parar al local más increíble de la carretera del desierto. Así, asistimos a la aparición de un grupo unido por casualidad para dar aliño a filmes tan impronosticables (Desperado, Abierto hasta el amanecer) como la música que les acompaña, que se atreve a hacer una música perfectamente cinematográfica que se degusta como tequila mexicano y calienta como el rock sureño.
A parte de Tito Larriva, guitarrita y vocalista de la banda, el grupo lo forman, además, el guitarrista Peter Atanasoff, la bajista Jennifer Condos, la multiinstrumentalista Lyn Bertles (encargada de los violines, mandolinas o incluso las harmónicas) y el percusionista Nick Vincent. El grupo se entretiene mezclando distintos sabores, todos por igual de picantes, falsos blues se hermanan a tex mex de chile y tequila, mientras el calor nocturno de la tarde árida da paso al frío desierto nocturno de riffs roqueros de inquietantes sombras patibularias. El grupo así reúne un conjunto de canciones de sonido fronterizo de temática de pulp fiction, tenebrismo calculado y rock sabio.
Si hay que emparentar su sonido, desde luego sus referencias son las del rock longevo del sur norteamericano. Esa forma de hacer rock que ha variado poco o nada en los últimos cincuenta años, que hace de la espesa mezcla de sabores sureños su mejor bazar, ese rock de los Texas Tornados, de los ZZ Top, Los Lobos, the barracudas, The Mavericks,...el rock mestizo que hace las delicias de los amantes del rock sin calificativos ni apócopes. También le inspira un halo de crueldad de eso que se ha dado en llamar psicobilly que grupos como Gun Club's, Cobra Verde o Calla matizan a la perfección. Sin dauda Tito & Tarantula entran dentro del saco psicobilly aunque su estilo no se detiene en el requiebro forzado acogiendo senderos musicales bluseros y de rock meridional.
Los dedos que pulsan las cuerdas de “after dark” repercuten inmediatamente en la memoria de quien lo escucha asociándolo al de un baile sensual en un local de mala muerte donde viajeros sin más destino que la libertad que da la frontera han parado a degustar el sabor agrio de la cerveza mejicana. El baile, un encantamiento de serpientes, es también el sortilegio que precede a la transformación de la bella en la bestia. Shalma Hayek subida en la pasarela se contonea al ritmo de un acorde tan sensual como sus movimientos, la voz de Tito se advierte del peligro de un ojos que de tan ardientes pueden quemar al osado aventurero que pretenda poseerlos. Pues ellos guardan el calor del infierno del que proceden y ocultan el verdadero aspecto de la noche. El calor que guitarras y percusiones fronterizas se deleitan en irradiar que van creciendo en intensidad como el deseo y esperan como el viajero a que llegue la medianoche y un baile cautivo que condenará nuestra alma.
Aunque “After dark” es un tema ya mítico del cine, Tito & tarántula son algo más que un tema genial es una película peculiar. Y se esfuerzan en demostrarlo en su siguiente tema “Smiling Karen”, un hard rock de carretera que impulsan al convaleciente viajero a continuar el viaje. Fuerte repiqueteo de guitarras y baterías febriles ayudadas al fondo por la mandolina. La descarga es brutal al final donde las cuerdas explotan en power-rock al calor del asfalto y de unos movimientos tan antiguos como la música original del cuerpo que lainspira.
El rock tremendo continúa en “Slippin’ & Slidin’” un escurridizo tema de rock fronterizo dotando de ritmo imparable que alimenta la voz de Tito casi en aullidos. Con las manos llenas de sangre reseca el asesino se mueve frenéticamente al compás de guitarras bluseras, se escapa como se escapa el acorde que excita el ritmo brutal de este corte.
El tenebrismo al ritmo de blues de calles llenas de sombras que ocultan los ojos del mal se hace metáfora musical “strange face”. Se derrite el calor en voces cadenciosas que preceden al blues original mientras advierte al noctámbulo que no vuelva la vista atrás. Blues magistral en un marco incomparable de noche, terror cinematográfico y sensaciones extrañas.
Las baterías febriles de rock brutal se metabolizan en tex mex en “angry cockroaches”. Perfecta combinación de rock, blues y tex hacen de este corte el más informal y el más agradable de escuchar. Cucarachas fumando marihuana al ritmo incombustible de la guitarra de Atanasoff que consigue unir el rock de los maestros americanos a los ritmos natales de Tito.
Vuelta a la oscuridad tenebrista “Back to the house”, difícilmente puede expresarse en palabras la riqueza sonora de este tema. Un acorde dulce tañido con levedad se confabula con la voz de Tito para recrear la pasión peligrosa por unos ojos que esconde trampas mortales. El hechizo del mal se dibuja en las curvas femeninas que son la llave maestra que abre el pórtico que ocultan la escalera de bajada al infierno. Rock genuino que enfatiza los despuntes de las guitarras y la percusión serpenteante que se hacen uno solo con la luz siniestra de la luna. Sin duda, un tema colosal que merece contar como uno de los mejores cortes de la década de los noventa.
“Júpiter” es rock desfibrilante, barnizado por guitarras arrolladoras que dejan oír la voz lastimera de Tito Larriva. El peso del ritmo átono infectada por la vena alcohólica en sus bocanadas sin aire perviven los restos alucinatorios. Mecido por la cadencia sigilosa pero brutal sin dirección el tema y Tito caminan entre el ruidoso paisaje de los efectos químicos con la facilidad que da el olvido de la resaca postrera.
La sintonía natural de los grillos al brillo de la luna inspira “Sweet cycle”. Los pliegues roqueros se dejan seducir por el folk sureño, la melancolía empaña la brutalidad roquera, la acústica ocupa el puesto del rock eléctrico, y la fogosidad se muda en melodía artesanal.
Los punteos de mandolina acotan la voz aguardentosa de Tito que mezcla en su boca el rock melodioso de los cincuenta con el riff alucinatorio de los setenta, entre el pop y el rock el “Viaje” melódico nos descubre un abanico de posibilidades sonoras en un grupo en apariencia sometido al imperio del rock febril.
El guiño al comic y al ángulo siniestro que matizan de alguna manera todos sus temas nos transporta al seco sol del amanecer del desierto, un sol que calienta la cabeza de los asesinos y los huesos resecos de sus víctimas. Rock fronterizo de nuevo que se enriquece con el coro y apuesta por la fuerza natural de Tito para dar un toque sobrenatural a un tema entre lo cínico y lo siniestro.
Pagina: http://www.titoandtarantula.com/
18 junio 2009
Tito & Tarantula
Etiquetas: Tito and Tarantula
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