No creo que Tony Joe White haya pasado nunca apuros económicos ya que solo con los derechos que han generado algunos de sus temas es de suponer que haya disfrutado de una vida más o menos holgada. Parece un tipo austero; cualquier otro se pondría enfermo al ver triunfar a otros con sus canciones sin haber acabado de conseguirlo él mismo, pero aparentemente Tony nunca se ha inquietado; ha seguido grabando cuando quiere, si puede ser sin salir de su casa, y ninguna de sus grabaciones, que yo sepa, es sospechosa de traicionar su marcado estilo en pos de unas mayores posibilidades comerciales. Si bien es cierto, que en algunos de sus discos de los 70´s aparece con el pecho al viento, probablemente buscando alguna respuesta erógena en las liberadas matronas norteamericanas de la época; adecuadamente dibujadas (supongo yo, pues nunca he conocido a ninguna) por el judas de Scorsese.
El estilo de Tony, pudiendo ser considerado rock, debiera más bien ser considerado blues, blues blanco, ya que la música que hace no llega nunca a dar ese paso definitivo, y a veces de inextricable vuelta atrás, que hace rock al blues. Sin constreñir en exceso, las raíces del blues en su música son siempre muy palpables, dejándose llevar según la ocasión por los ramales que le ofrecen el soul o el country. Pero sobre todo lo que caracteriza a sus temas es el hecho de poseer un inmenso potencial melódico a poco que se les de una vuelta de tuerca en el sentido comercial. Un giro que Tony nunca ha querido dar; el coloca la pelota y deja que otros rematen.
Toda la credibilidad que se le supone a Tony Joe White, por lo expuesto anteriormente, resulta poca tras verle en directo, pues su propia imagen se me antoja prueba contundente: Se subió el de Lousiana al escenario del Sol con botas de tacón cubano y negra piel de caimán; negras también las gafas, que más que los ojos del depredador nocturno parecían ocultar timidez; calado el también negrísimo sombrero de ala ancha. Un hortera de cuidado vaya, pero también…….iba a decirlo, pero intentaré explicarlo: Trasplantado al terruño patrio supongo que por ejemplo calzaría madreñas, y luciría fajín rojo y barretina, pero ya sabemos que intervienen más factores en el arte del vestir: No me parece Tony un hortera sureño al uso, jactancioso o inconsciente, sino un hortera huidizo, sereno y solemne; funcional, pues parece protegerse y marcar una efectiva distancia con la ayuda de esos complementos tan ligados a la tierra de la que procede. Claro que los yanquis gozan de la dádiva de que no resulten estrambóticos en exceso sus trajes regionales, ni en su casa ni en ninguna otra parte del mundo, en virtud a la colonización estética a la que vienen sometiendo al resto de dicho mundo. En España como bien sabemos todo lo autóctono es inmediatamente calificado como cutre, hortera ¿por quien? Pues evidentemente por los colonizados, que somos todos. ¿Por qué? Por imposición. Esto me lleva a preguntarme que es entonces un hortera y que es el “mal gusto” si lo que se viene entendiendo por hortera lo definimos personas sin, ya que es impuesto, ningún criterio. Pienso por tanto que el que realmente es un hortera es aquel que va a la moda (sea cual fuere), impuesta y que por tanto no se adapta a sus necesidades, y es que no hay nada de peor gusto que ser un borrego e ir trasquilado. Es decir, se podría ser hortera en España y no serlo en Estados Unidos y viceversa pero para no serlo en ninguno de los dos sitios no se puede ir a la moda, a no ser que la moda coincida con las necesidades reales, autóctonas, cosa que jamás sabremos ya que las necesidades se vienen imponiendo con la moda. Y a poco que se tengan dos dedos de frente entenderemos que la de la moda es una industria que se mueve en función de intereses muy distintos a los de la estricta comodidad del consumidor, pues a pesar de que el propio mundillo de la moda se jacte de tender a la funcionalidad, solo hace falta consultar con un zapatero, de los que fabrican zapatos a mano quiero decir, o con un médico, para saber que la funcionalidad de unas zapatillas deportivas es una falsa funcionalidad pues entorpecen el riego sanguíneo...y no se que más gaitas. Es decir, hemos llegado a un punto en que en los países colonizados nadie es más hortera que nadie, ya que por acción del bombardeo todos somos monumentalmente horteras y quizás los únicos que podrían ser calificados como “no horteras” son, por su condición de originarios colonizadores, esta especie de “lonesome cowboys” desfasados y de cierta edad, siempre que no sean de medianoche, es decir, de ciudad. Tras este tratado de estilo en el vestir, y si alguien ha entendido algo (reconozco que yo no mucho), sigo con Tony que en virtud a dicho tratado y a su trasnochada estética, a la que se le supone una cierta funcionalidad en relación con el lugar en donde vive, dejaría de ser un hortera y pasaría a ser un tío cool, que era la palabra que quería decir desde el principio pero me daba vergüenza no encontrar un equivalente en castellano y que pareciera que la usaba en el repulsivo y vejatorio sentido en que se usa habitualmente.
Igualmente estas son cosas que uno aprecia solo en el cara a cara con las personas, no en las revistas sobre moda, o intuye a través de la obra cuando esta es sincera y la de Tony lo es, ya que la regla de tres no falla e inmediatamente se reconoce la música en la imagen que la persona proyecta, y viceversa; todo encaja, lo que ves es lo que hay, eso es ser elegante, que no cool; en la música de Tony hay un punto de timidez, de austeridad, como si el cantautor no acabara de encontrarse a gusto en público y su voz fuera un quejido angustiado que se agarra a la tierra. La imagen que ves te está contando lo mismo que escuchas. Es la pura expresión libre de un gran artista ¿podría ser una pose resultona aprendida con los años? Podría, pero no, la autenticidad se reconoce en el gesto, en las formas y por supuesto en la música. Evidentemente el público del rock suele tener preferencia por el hortera jactancioso; resulta más atrayente supongo y suele ser más gracioso, más “cool”.
Sentado en silla baja y acompañándose tan solo de un batería se presentó ante una sala casi llena este cantautor eléctrico nacido en 1943. No pasan en balde los años pues se le veía algo mayor. Se movía con cierta, casi imperceptible, dificultad y sus pasos y taconeos acompañando a la guitarra eran extremadamente cuidadosos y graves, pero a la vez meridianamente certeros y con algún arranque volatinero. Sus dedos son como corredores de fondo, sin aspavientos trazan sobre la guitarra un recorrido de controlada fuerza y sobria emoción que a veces se desboca en tormentas eléctricas de distorsión. Es guitarrista finísimo, compositor notabilísimo y posee una voz inconfundible, profunda y emocionante a poco que la fuerce. Es de esas voces aparentemente lineales que no precisan más que un pequeño gesto para emocionar, y digo aparentemente por que realmente usa cantidad de registros sin que uno apenas se de cuenta. Es decir, va construyendo la emoción despacio, soterrada, con paciencia, tal como él mismo es, para acabar retorciéndonos a su antojo con la armónica o con algún arranque de guitarra eléctrica en estado puro. Duende.
Nunca me ha parecido una buena definición para su música eso de Swamp Rock, pues no se si será por la connotación garagera, relaciono lo pantanoso con sonidos más sucios, mientras que los que expele la guitarra de Tony son extremadamente calóricos, sicalípticos, pero para nada sucios.
Como era de esperar dio un buen repasó a unos cuantos de sus clásicos pero eché en falta más temas de “Snakey” que es un disco que he disfrutado mucho desde su aparición. El público estaba compuesto mayoritariamente por viejos roqueros incondicionales, que por supuesto estaban totalmente entregados, no así muchas de sus señoras esposas que estaban entregadas a la cháchara supongo que no encontrándole a Tony la misma gracia en el escenario que en la cama; sabido es que Tony Joe White ha sido utilizado por generaciones como música de fondo para..... No doy ideas, que paradójicamente luego sale la descendencia bakala.
Pagina: http://www.tonyjoewhite.com/
28 mayo 2009
Tony Joe White
Etiquetas: Tony Joe White
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